La mitad de la vida, oportunidad de reencuentro

Nota para el medio MDZ Online: La mitad de la vida, oportunidad de reencuentro (mdzol.com)

En los últimos años, el foco ha quedado centrado en la adolescencia con todos sus cambios y en los adultos mayores por la ampliación en la perspectiva de vida. El puente entre ambas etapas es el adulto medio. Un período de la vida clave, para resignificar la propia vida. Es un momento donde las preguntas existenciales vuelven a ponerse sobre la mesa: ¿Quién soy? ¿qué hice hasta ahora? ¿cómo quiero seguir?  Desde ya que no hay respuestas lineales, son pensamientos, emociones, que vuelven desde una perspectiva diferente, con un camino recorrido.

La sociedad actual no siempre da espacio para estos replanteos, sin embargo, las situaciones personales se ponen de frente sin dar tregua. Hay un sonido interno que busca expresarse. Y en muchos casos se manifiesta como un volcán en erupción: separaciones repentinas, accidentes, cambio de trabajo, profesión, nuevos intereses, enfermedades. Todas situaciones que detienen, que inevitablemente confrontan, algo está sucediendo.

 

Les propongo que se den este espacio, mientras van leyendo para reflexionar, para animarse preguntase, no busquen las respuestas, observen que les ocurre. Hay algunos autores que pueden colaborar en este sentido. Carl Jung, fue uno de los primeros en estudiar sobre esta etapa de la vida, profundizando sobre el proceso de individuación. Este comienza desde el momento, del nacimiento y en la mitad de la vida es cuando se produce un cambio muy profundo de transformación. La esencia busca expresarse, se da ese paso hacia la integración personal.

Este cambio de mirada permite observar desde lo alto, como el escalador, que al llegar a la cumbre puede ver todo el paisaje. Y así comprender que cada paso, cada obstáculo, cada momento, fue necesario para llegar. En este proceso de hacerse cargo de sí mismo, aparece la oportunidad de elaborar, integrar, re-aprender y fundamentalmente re-enunciar, para volver a enunciar (decir, poner en palabras) desde otro lugar. Es un tiempo de discernimiento. Este camino nos lleva a enterarnos, a recorrer el camino hacia la sabiduría. Erik Erikson en su libro, El ciclo vital completado, plantea este tiempo de crisis entre la “generatividad” vs. “estancamiento”.

Es el periodo de la vida para seguir generando, no solo en función de uno mismo sino de las generaciones que preceden, mostrándoles que vale la pena la vida, crecer con todo lo que ello implica. La pregunta sería ¿Qué estoy para las próximas generaciones? El riesgo es quedar estancado, es el adulto que sigue instalado en etapas anterior, sin dar espacio a otros. Hoy ha surgido una nueva forma de nombrarla “la adutescencia”. Invitar a crecer, a confiar en la vida es un gran desafío, clave para comprender que llegar a la madurez …“es haber alcanzado la capacidad de soportar una vida conconflictos sin desestructurase por eso. Porque la vida es conflicto” … (Luciano Lutereau).

Y en este punto es donde reside la integración de todos los aspectos, las luces y las sombras dan paso a la ampliación de la consciencia, a darse cuenta que “lo esencial es invisible a los ojos”, como diría el principito. Queda en cada uno tomarse ese tiempo para resignificar, y continuar la segunda parte de la vida, más liviano, dando lugar aquello que es propio y único de cada uno. Y en la dinámica del dar y recibir se irán encontrando las respuestas.

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