Cuando el vínculo se conforma, se va entrelazando entre diferentes #vivencias, que hacen a ese entramado una configuración única. Se va construyendo en el tiempo a través de diferentes caminos: presencia, distancia, dolor, encuentros, desencuentros, alegrías, tristezas. Sin embargo, muchas veces la distancia genera un vacío de espacio y tiempo muy difícil de definir. En ese espacio se crean ilusiones, expectativas y añoranzas de otros momentos. Hay diferentes tipos de distancia: la física, la emocional, la espacial.
La distancia física, se caracteriza por no sentir la presencia del otro, aunque esté al lado.
La emocional es aquella distancia donde una de las partes no se siente registrado, escuchado, comprendido.
La distancia espacial es aquella que se da, por vivir lejos, por tener otros horarios, por vivir en diferentes países. Esta distancia en la actualidad ha cobrado una gran importancia por la cantidad de personas que hoy dejan su lugar de origen.
Por diferentes motivos esta nueva forma de vinculación nos lleva a repensar como lograr en la distancia espacial no perdernos, y que ese espacio se siga retroalimentando, aunque no compartamos cotidianeidad.
El desafío de estos tiempos es buscar la manera de generar, otra forma de cotidianeidad, otro modo de #compartir y #comunicar que, a pesar de la distancia espacial, el amor trasciende los espacios y la distancia.