Mirar con Ojos de Niños

La infancia es la primera etapa de la vida, es un momento vital de suma importancia, es el momento donde comenzamos a escribir nuestra historia.

A medida que el tiempo va pasando, los olvidos nos alejan de esos primeros pasos, ese descubrir lo nuevo con ojos de asombro. Todo el universo está ahí para desplegarse. Los primeros vínculos dejan esa huella impregnada en el cuerpo, sin registro consciente, pero vivido de esas caricias, abrazos, y miradas. Miradas que se cruzaron tratando de aprender cada gesto, cada sonrisa y también cada lágrima. Vivencias que quedan para siempre y que a medida que crecemos se inmiscuyen como la luz por una hendija, en los nuevos vínculos que vamos formando.

“Volver a ser niños”, “conectar con nuestro niño” y un sinfín de frases que no siempre logramos comprender con la razón, aparecen continuamente invitando a reconectar con ese “niño/a” que fui. A veces lo vemos a través de un recuerdo, una imagen, un sentir. Sin embargo, el camino no es a través del esfuerzo, sería imposible, es cambiar la mirada. Volver al asombro, a jugar, a tomar distancia para ver desde otra perspectiva, a poner toda la atención en aquello que estamos haciendo. Es llorar y reír, es equivocarse, es abrazar, es mirar a los ojos. Es quizá comprender que la Vida sigue siendo un camino a des-cubrir.

Miremos a los niños que nos rodean ellos, seguramente serán los que nos muestren cual es el camino.

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