Sí, muchas veces cuando pensamos en el amor, generalmente queda asociado al amor romántico, ese amor que va y viene. Sin embargo, el Amor con Mayúscula es ese sentir duradero en el tiempo, es esa presencia que nos sostiene, es esa fuerza capaz de transformarnos, es esa energía vital que permite reconocernos acompañados.
Hoy la ciencia a través de varios estudios lo está demostrando, y puede observar como el Amor puede impactar en el organismo, en el estado de ánimo es decir en toda nuestra unidad.
La pregunta que surge es ¿cómo cultivar el Amor en nuestra cotidianeidad? El primer paso es recordar que el amor es un verbo y por lo tanto implica una acción. A veces creemos que tenemos que realizar grandes proezas para desarrollar este sentimiento. Quizá la vida nos muestra que es mucho más simple, todos nos necesitamos y con pequeños gestos diarios podemos comenzar.
Van aquí algunas ideas:
- Saludar con una sonrisa
- Preguntar al otro como se siente
- Escuchar
- Observar unos minutos la naturaleza
Seguramente a cada uno se le irá ocurriendo un sinfín de ideas que ayuden a otro. Muchas veces no somos conscientes de cuanto podemos impactar en el otro a través de nuestras acciones.
El desafío es hacerlo consciente y comenzar a practicar. A la vez ir observando, que nos ocurre en nuestro interior, cuando realizamos algún movimiento consciente y que ocurre con el entorno.
Es cuestión de animarse a dar ese primer paso y como dice el poeta Rumi, “Cuando comienzas a caminar, aparece el camino.”
