La comunicación y educación de los hijos

El momento histórico que estamos atravesando es definido por muchos como la “era de la comunicación. Los avances tecnológicos en este aspecto progresan día a día, teléfonos celulares, Internet, mail han ingresado en nuestro mundo cotidiano casi como una necesidad, donde aquellos que no entran en este sistema quedan afuera. Habría que preguntarse afuera de qué pero en fin., la realidad nos esta mostrando que en la era de comunicación cada vez nos cuesta más expresarnos, contactarnos y por lo tanto comunicarnos. Y  es en este sentido que en el encuentro con los hijos la comunicación se hace tan difícil sin embargo, hay un axioma en comunicación que  dice “es imposible no comunicarse” y esto que significa: “siempre estamos comunicando”.

Existen dos formas de comunicación, la verbal  que tiene que ver propiamente con las palabras, y la gestual o no verbal que esta relacionada con los gestos, expresiones, que son manifestadas a través del cuerpo.

Cuando hacemos referencia a la comunicación tenemos que tener en cuenta estos dos niveles de expresión. ¿Decimos con palabras lo que expresamos con los gestos? 

Los niños más pequeños  manejan excelentemente bien en sus primeros años de vida el lenguaje no verbal, a tal punto que cualquier madre o padre es capaz de distinguir que significan los distintos llantos de su hijo.

A medida que van creciendo y entran en la etapa simbólica, es decir  que por el desarrollo  de sus capacidades intelectivas van incorporando la posibilidad de nombrar con palabras los objetos, la comunicación se va modificando.

Los adultos muchas veces olvidamos la posibilidad de expresión a través de los gestos y nos quedamos pendientes de aquello que les dijimos a los chicos, es aquí donde tendríamos que detenernos a reflexionar para tratar de responder si sinceramente hay coherencia entre lo que se dice y lo que se manifiesta. Y ¿porque es importante? Fundamentalmente porque los niños tienen  una mayor captación del lenguaje no verbal. 

En muchas oportunidades los padres damos tantas explicaciones que los niños terminan por  “hacer oídos sordos” con lo cual surge la negativa y luego el enojo por parte del adulto, cuando en realidad lo que ocurrió es que no se tuvo en cuenta al interlocutor en este caso el niño que necesita que los mensajes sean “claros, concretos y precisos”.

El primer paso para mejorar la comunicación con los hijos es empezar por preguntarnos:

¿Cómo nos comunicamos? Y como segundo paso: ¿Somos capaces de escuchar a nuestros hijos? O estamos pensando lo que vamos a contestar antes de que termine?

La comunicación tecnológica es muy importante pero no nos olvidemos que en el espacio y en el contacto con los hijos se da el verdadero encuentro.

Encuentro que va ha permitir conocer sus necesidades, sus alegrías, sus tristezas  hay infinidad de veces que nuestros hijos necesitan un abrazo fuerte en el más profundo silencio, más que mil palabras. 

Encuentro que va ha permitir generar confianza, punto de apoyo.

Encuentro que va ha permitir el dialogo.

 

Entre este torbellino de ideas muchos padres se preguntan sobre la educación, que debo hacer  o como debo hacerlo.

En realidad no existen recetas mágicas. Cada persona es única y cada familia también. Sin embargo es importante clarificar  ciertos conceptos  a la hora de educar a los niños.

Educar significa “guiar”, marcar un camino. En la actualidad son tantos los caminos que se muestran a los niños que por su misma condición de “chicos” se pierden  sin encontrar el rumbo. En este sentido lo mismo ocurre con los adolescentes con la diferencia que ellos creen ser “grandes”.

Claro esta que para poder ser guía se necesitan ciertos elementos:

1.-Tener un objetivo: que quiero para mi hijo. 

2.-Conocer el camino (recordando que con cada hijo se recorrerán nuevos senderos.

3.-Ser creativo: buscando alternativas

4.-Saber escuchar.

5.-Fundamentalmente: Conocer a quien se esta guiando.

 

Y en este punto es donde me quiero detener, es imposible guiar a quien no conocemos. Educar es un arte  y una responsabilidad,  que como padres no podemos dejar de asumir.

Conocer a nuestros hijos significa comenzar el recorrido desde el principio, descubriendo lo propio de cada uno pero también  mostrando pautas claras.

Conocer las distintas etapas, no para esperar a que la supere, sino para que nuestro panorama  sea claro. 

Muchas veces por desconocer el desarrollo de los niños en el plano cognitivo, o emocional, esperamos o exigimos más de lo que pueden responder. Creemos que ya son grandes para comprender situaciones para las que aún no están preparados.

En un mundo donde el exceso de información esta al alcance de todos es fundamental que formemos a nuestros hijos para que tengan la capacidad para discernir.

Asumir el rol de guía es el comienzo, significa ser el acompañante de nuestros hijos en el arte de vivir, más allá de todas las dificultades que aparezcan en el camino.

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