El martes pasado estuve como invitada en el programa radial La Búsqueda de @florenciagallocoach, y estuvimos conversando sobre el liderazgo. Les dejo algunas reflexiones de nuestra charla.
Hoy en día, en medio de la confusión generalizada que vivimos, vemos cierto adormecimiento y la idea de que cada uno individualmente no puede hacer mucho. Sin embargo, esto no es así: debemos escuchar el llamado a hacernos cargo cada uno de nosotros de nuestro propio liderazgo, para lo cual se hace necesario parar y reflexionar.
Hay 3 conceptos clave que no siempre vemos en la práctica pero que son fundamentales para un buen liderazgo: la humildad, el silencio (permitir al otro expresarse) y ser flexibles.
Quien tiene una responsabilidad de liderazgo debe aprender a ceder, dar lugar al desarrollo y crecimiento del otro sin que el ego le impida darse cuenta de que es en una imagen circular en la que se crece.
Hay que escuchar para comprender. Un buen líder es capaz de reconocer lo propio, para aportar y recibir. Sobre ese intercambio se construye.
A veces, en el rol del líder aparece el miedo, un sentimiento válido. En ese momento podemos plantearnos cómo no quedar atrapado en ese miedo: detenerse, observar, escuchar a los colaboradores y confiar en lo que uno va observando, en lo que percibe, intuye y piensa.
Sin embargo, es importante no quedar atrapado en sí mismo, creyendo que ya se encontró todas las respuestas. Mirar a quien se tiene alrededor, ya sea en la familia, en el trabajo, en la comunidad. Observar qué pasa con el otro y no solo con uno mismo, además de la importancia de liderar con el ejemplo, una práctica que implica sostener en el tiempo ciertos valores e ideas.
En ese ida y vuelta con el otro se va construyendo el liderazgo, no se trata de un lugar que ya está ganado sino que se construye día a día en un continuo.