Cuando entramos en un lugar sagrado, el sonido pareciera cobrar otra dimensión. Los #sentidos se agudizan y comenzamos a escuchar las resonancias del #silencio.
Ese espacio de tiempo donde todo se detiene, ese lugar donde hasta lo más sutil cobra fuerza y presencia.
Es en ese lapso donde nos encontramos cara a cara con nuestra #alma, con su esencia más profunda que tiene mucho para develarnos. Ese momento muchas veces son pequeñas epifanías. #Momentos sublimes, revelaciones certeras que como un soplo de viento nos invaden.
Cada uno irá encontrando su propio lugar sagrado, a veces es la #naturaleza, otras una capilla, un templo e inclusive el #interior de cada uno.
Buscar esos espacios es un #camino para encontrarnos con nosotros mismos. Darnos esa oportunidad es comenzar a mirar con los ojos del corazón. Y en esa danza etérea, los sonidos nos envuelven mostrando aquello que parece invisible. Sin embargo, se hace tangible en pequeñas expresiones, una #sonrisa, un #abrazo, un #gracias y así infinitas formas que solemos dejar pasar.
Quizá sea tiempo de estar más atentos e ir descubriendo los propios sonidos del alma.
Los invito a buscar ese espacio sagrado, #detenerse, darse un tiempo y observar que sucede.