La palabra

La ternura es una emoción que conecta con los sentimientos más profundos, la calidez, y la seguridad. Es una expresión que contiene, que abraza, generando ese contacto necesario para continuar. La ternura, es indefensa, se abre, se entrega sin esperar nada. Es silenciosa, pero fuerte y cuando aparece en escena, con su sola presencia las defensas se derriten. La ternura nos deja en carne viva, nos muestra que la vulnerabilidad, es de los fuertes, de los que se animan a transitar lo que sucede. Una expresión de la ternura es esa pequeña sonrisa de calma, como la de los niños durmiendo, seguros, confiados. Es la presencia del otro que nos dice: “aquí estoy”. Es esa mirada profunda, como una pequeña brisa, que toca el corazón y se retira silenciosamente. ⁣

La ternura nos despierta esa actitud de protección, cuidado y cobijo. Es una emoción que los niños la despliegan sin se conscientes de lo que despiertan. Y a medida que se va creciendo, pareciera que se pierde. Queda asociada a la infancia, a lo pequeño. Sin embargo cultivar la ternura es recordar que solo con mirada de niño la vida es puro aprendizaje, es una aventura a recorrer. Es la expresión de lo cándido, ingenuo, aunque con la capacidad de llegar directo a los afectos. ⁣

La ternura no encuentra obstáculos. Practicar la ternura es animarse a mirar con otros ojos. Es la base de la empatía que nos permite vincularnos desde la amabilidad y el respeto.⁣
Darnos un espacio para recordar aquellos momentos que registramos esta emoción es una manera de hacerla presente y observar que nos sucede.⁣

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