Todos fuimos niños, todos seguimos siendo niños.
Cuando nos asombramos ante un nuevo día, cuando reímos hasta las lágrimas, cuando nos animamos a bailar hasta el cansancio.
Hoy quiero honrar a esa pequeña niña que no pudo correr, saltar y jugar como todo niño pero aprendió a observar a descubrir lo invisible en lo visible, a conectar con algo más grande que sostenía esos momentos de dolor y alegría.
Ese tiempo de la niñez donde todo es nuevo, donde aprendemos el valor de un abrazo, el calor de otro que cuida y sostiene. En este día, quiero desearles a cada uno que recuerden a ese niño con sus vivencias, con las alegrías y tristezas qué les permitió estar hoy donde están.
Y también a todos los niños para que no se apuren, hay tiempo, jueguen corran, trepen, lloren, canten. Anímense a descubrir cada día algo nuevo. Y a todos los padres de niños pequeños no olviden que esta etapa es fundamental y necesaria para aprender jugando.