Reflexiones de fin de año

Les dejo el audio de la entrevista que me hicieron en radio Milenium en el programa La Búsqueda.

Fui observando en las consultas y en mi proceso mismo cómo a cada uno le tocó atravesar su propia pandemia, fue un año muy fuerte para todos pero de enormes oportunidades.

Tuvimos que enfrentar la incertidumbre, el dolor, enfrentarnos con las evidencias de cosas que veníamos transitando y tal vez no nos dábamos cuenta, y que durante la pandemia se hicieron muy obvias.

Vivimos un enorme llamado a la reflexión y al aprendizaje para lo que viene, que también conlleva incertidumbre.

Tuvimos que desplegar recursos nuevos, vivenciar a cada momento lo que iba sucediendo, aceptando que no se podía planificar. Uno de los grandes aprendizajes tiene que ver justamente con flexibilizar y entender que uno planifica cosas pero luego la vida nos presenta otras y es ahí cuando debe aceptar, recrear y redifinir. Volver a empezar desde el lugar en que se está con lo que se tiene, reconociendo lo que hay.

También vivimos una revalorización de los vínculos más cercanos y de la importancia que tiene un abrazo. Tuvimos que aprender a sonreír con la mirada y a la distancia.

Nos tocó aprender a convivir con el dolor, que muchas veces se intentaba negar. Transitamos duelos por personas queridas pero también por proyectos que no se pudieron concretar.

Este año los vínculos afectivos y sobre todos los de pareja debieron afrontar momentos muy difíciles, pero es un buen momento para poner sobre la mesa las evidencias, las dificultades y apelar a aquello que hace tiempo hizo que esas dos personas decidan compartir sus vidas, y entonces decidir con conciencia y claridad cómo continuar.

Repentinamente pareciera que el mundo se paró y uno no podía moverse, pero este año fue justamente una invitación para parar, observar con detenimiento y elegir cómo quiero vivir. Ese es el gran desafío de estos tiempos.
Estamos transitando un cambio de paradigma, debemos mantener la calma y confiar, y a partir de ahí mirar con más claridad qué queremos para nuestras vidas.
Por este motivo, más que un tiempo para ponerse objetivos es un tiempo para ver dónde uno está parado. No tener muy definido aun el objetivo que me quiero proponer está bien, porque el objetivo tal vez no tiene que ser el mismo de antes, el «conocido». En esta especie de parate, debemos conectarnos con la búsqueda que está relacionada con lo esencial. Ir al centro de uno mismo y a la vez conectarse con un todo. Es un buen momento para armar redes, donde cada uno tiene algo para aportar y ayudar a otros.
También diferenciar lo urgente de lo importante y valorar las cosas que tenemos y a veces no nos damos cuenta.

Vemos cómo la naturaleza siguió su curso, y nosotros somos parte de ella aunque a veces nos alejemos de la naturaleza humana. Es una oportunidad para volver a conectarnos con los procesos naturales.

Es un momento para confiar, la confianza es la clave para la vida. Confianza viene de con-fiar, y fiar es dar crédito, creer.
Debemos confiar en la vida, que se va encargando de mostrarnos el camino y acompañarnos.

No puedo dejar de agradecer a quienes estuvieron al frente de las situaciones difíciles y también agradecer a la capacidad de los seres humanos de crear y recrear recursos, agradecer a la vida.

Debemos confiar en que la vida continúa. Nos toca atravesar un aprendizaje duro pero la confianza es la base para salir adelante, despacio, paso a paso sin poner resistencia a este cambio que es profundo, y cuidarnos entre todos.

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